domingo, 8 de noviembre de 2015

Viaje al Fondo del Tiempo

  “Y al final... Rocky no era tan weón”

   
 ¿Qué tal amigos?
     Sí, aquí estoy, viva y coleando, con un kilo de disculpas por la épica tardanza, otro kilo de gratitud hacia quienes tuvieron la paciencia de esperar y, cómo no, un nuevo libro bajo el brazo para mostrar; cortesía del chileno Víctor Vargas Aguilera, su novela de ciencia ficción Cosmicrónicas: Viaje al Fondo del Tiempo, me viene de perilla para hacer que suelten esos tomates que iban a tirarme.

“Tres mayas son reclutados por un sacerdote sumerio para cumplir con una misión que evitará el fin de la vida en la tierra”
      Con este spoiler de la contratapa comienzo el guiño de la novela en la cual, con elegidos que de legendarios no tienen nada y un sabio guía que hace su rol cuando le da la gana, entre otros, Víctor nos cuenta un cómico relato que pinta a parodia de principio a fin.

       La narrativa es simple, de fácil comprensión y con un enganche que agarra de a poco. Así que ya pueden olvidar la idea de que me tardé porque el libro era fome. Al contrario, pero... digamos que la vida a veces te fuerza a posponer libros entretenidos.
       La descripción de lugares y momentos fue del mismo estilo: sin necesitar muchos detalles me permitió situarme en ellos cuando correspondía.
Siendo una novela en la que los hechos van a cierta velocidad, a veces da la impresión que el autor quiso apresurar demasiado las cosas, al punto de no narrar cuando es necesario. Por ejemplo: “-No digas eso, ahora me tienes a mí. Te prometo que te cuidaré. (la besa)” Vale, no pido un discurso sobre cómo lo hizo, pero haber cerrado el diálogo como corresponde y alargar un poco la frase, no mata a nadie y habría quedado mucho mejor. Por suerte, no es un aspecto que se repita mucho.

      De los personajes puedo decir que tengo sentimientos encontrados. En general me parecieron de una justa descripción y con un carácter simple, pero definido. Sobre los importantes (de quienes más se habla) debo decir que aunque me divirtieron y quedaron claros sus perfiles, me costó imaginarme a mayas de la época hablando una jerga que me parece, de los tiempos actuales. No así el caso del Chelo y Ramón, a mi parecer, los personajes mejor logrados y quienes más risas me sacaron, sobretodo cuando les tocaba interactuar.

      La trama tiene varios clichés de renombre: jóvenes elegidos, objetos importantes por encontrar, viajes a través del tiempo, incluso está el personaje que termina colándose por error en el embrollo, así como algunas teorías apocalípticas en cierta forma conocidas. Lo interesante y novedoso de todo esto es que Vargas agarra este amasijo predecible y por medio de irreverencias rompe los estereotipos dejando al lector con una sonrisa en los labios y la duda de si las cosas serán tan obvias como en un principio parecían. Quizás lo mejor de la obra es que a pesar de todo el aire paródico y lo aparentemente fuera de foco que se muestren unos personajes o situaciones, a la hora de la verdad la trama concluye de buena manera y cada quien, sin perder su anti-canon, termina cumpliendo a cabalidad el rol que le fue asignado.


     Puedo concluir diciendo que me divertí bastante leyendo esta novela y la recomiendo de plano, sobretodo a quienes deseen pasar un entretenido momento y burlarse un poco de los estereotipos hollywoodenses.
Sin más, vuelvo a mi rincón con la promesa de salir más seguido del mismo con nuevas novedades literarias.
¡Felices lecturas para todos!
S. K. Seibert.