miércoles, 19 de julio de 2017

Cazador de Colibríes

Y al final no atrapó al colibrí


¿Qué tal amigos?
Aquí sin más tardanza (de la que ya llevo) les traigo el libro del día: “Cazador de Colibríes” de la chilena Camila Durán Barrios, y la editorial Puerto de Escape.
   La novela nos traslada a una especie de mundo irreal, donde el protagonista despierta perdido en medio de una playa casi desierta. En el proceso de buscar la salida y sus recuerdos (porque sí, ni de su nombre se acuerda) conoce a animales parlantes y otras personas… digamos peculiares, y se ve involucrado en un especial juego, donde la apuesta es tan grande que podría perder su alma, si falla. Pero no estará solo: Bip, un colibrí lo acompañará en la travesía ayudándolo a superar los obstáculos.
   Siendo catalogada como una novela fantástica y de autoayuda, se nota desde las primeras líneas el porqué de ambos motes, tal vez, algo demasiado. En fin, empecemos por lo bueno… ok, no me miren así, vale que hay sus detalles que no me gustaron mucho, pero, vamos con lo lindo primero.
   Con los personajes, me gustó la forma de presentarlos, si bien la historia se centra en el protagonista y Bip, siendo los demás personajes episódicos, aplaudo el que la autora haya dado la dosis justa de descripción, sin dejarlos muy vagos pero tampoco latear con información innecesaria. Pero al desarrollarlos, no sentí que se dieran a conocer tanto, no obstante tampoco me incomodó aquello.
   Otra cosa que me gustó fue la manera en que describe los lugares y ciertos momentos, me dio una buena visión del panorama y me gustó su fluidez. También el que como una conclusión de los personajes, incluyera de vez en cuando ciertas frases, que bien pueden usarse para reflexión del lector (No por nada es de autoayuda). Ahora bien, el queridísimo enganche fue sutil, muy sutil… sentí que tenía más poder oculto pero no me llegó tanto, y creo que la razón está en la trama.
   Y… sí, aquí vienen los detalles que me hicieron ruido.
  La trama no me gustó; se capta la idea de la autora en mostrar una historia de fantasía, en la que entrelíneas se entienda la “ayuda” para el lector en su realización personal (treta que suele usarse en otros libros de la misma índole) pero… aquí sentí que la mezcla no salió bien. Por un lado, hubo varios aspectos que no entendí; o sea, me quedó claro qué hacían los personajes, si Fulano saltaba la comba y Mengano prefería el tobogán, pero… porqué hacían eso, qué querían lograr… nada, ahí me quedé en blanco. Quizás la autora quiso dejarlo a interpretación personal y yo no di en el clavo, no lo sé. Por otro lado –y tal vez pasándonos al otro extremo, ironía– en otros momentos la visión del mundo fantástico se me fue a las pailas, con ciertas aclaraciones de los personajes; por ejemplo,  aparece un lobo parlante en la historia y ayuda al protagonista, todo bien, pero en cierto momento éste le confiesa que en realidad “es la vida”…. En vez de dejarme interpretar por las mías algún significado oculto, me lo plantan en la cara y…. obvio que ahí ya no puedo ver a los siguientes personajes como tales, y la fantasía de la novela se me va al Caribe. Debo decir que esto último no ocurre tanto, pero sumando ambas cosas claramente no pude enganchar con la historia, que de lo poco que pude concluir, me dejó con la idea final que la realización personal está ligada al amor romántico (algo que no comparto del todo, pero bueno).
   Como imaginaran con lo último me temo que no lo recomiendo, ya que no me entretuvo y además, aún con sus puntos buenos, siento que no son suficientes para hacerle peso al lío de la trama.
   Y así tan rápido como salí, vuelvo a mi rincón en busca del siguiente libro, del que espero traerles luego nuevas noticias. Como siempre los invito a leer y opinar (es gratis, así que no se arruguen)
¡Feliz lectura para todos!
S.K. Seibert



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