jueves, 17 de enero de 2019

En contra del Destino

Me cayó más de una teja



¡Hola a todos!

     Luego de un buen lío con los tiempos -gajes de estar en una pega absorbente- me encuentro al fin contándoles cómo me fue con el libro del día: “En contra del destino” de la estadounidense Amy Tan. Una biografía que me sorprendió de muy buena forma, dándome qué pensar en ciertos aspectos.

    Para empezar y tragándome el resumen, que como buena biografía sabemos tratará la vida de la autora, diré que no me esperaba su estilo. Pues, más que ser un estructurado esquema, es un grupo de reflexiones que la autora escribió en distintos momentos de su vida -hay uno que fue hecho a los ocho años incluso-mostrando sus sentimientos e ideas al respecto y sí, también hay un espacio dedicado al proceso de su libro “El Club de la Buena Estrella”, visto tras bambalinas. Me gustó la independencia de los textos: yo los leí en el orden del libro, pero estoy segura que los capítulos podrían leerse en desorden y no sería gran drama... la única excepción sería la última parte, esa sí quedó de perilla para el final.

     La lectura fue más rápida de lo que creí. Si no fuera por la pega seguro lo habría terminado en dos tardes. Adoré su frescura, fue como si en vez de un libro tuviera a la misma Amy Tan frente mío contándome las cosas. Y ni hablemos de esa sutil ironía que la acompaña y me sacó más de una carcajada: lo de Fred y su séquito de ardillas, lo de las “muchas Tan” que pululan en internet, son algunos momentazos que no olvidaré fácilmente, pero mi anécdota favorita sin duda fue la del fantasma alojado en el computador, incluso ahora me rio imaginando la situación.

     Por otro lado y como hace rato no me pasaba, admito que me llegaron algunas de sus experiencias, como la relación con su madre, en lo que todavía me pregunto si la revelación que tuvo la autora al final sería aplicable de algún modo en mi caso, o lo de sus mudanzas de infancia, como lo muestra esta cita con la que me reí de lo mucho que me identifiqué: “Al acabar el instituto había asistido a once escuelas. Había aprendido a perder amigos, a ser una solitaria hasta que conseguía trabar nuevas amistades”... y como fato freak, agrego que es el primer caso que escucho donde me superan con las escuelas. Como bien diría un amigo de mi mamá “todo pasa para algo” no sólo me llegó, también me sirvió como reflexión en varios detalles al respecto. Y si nos ponemos más místicos, el que me haya encontrado el libro en una reunión familiar, de pura copuchenta viendo los libros de mi tía... ¿será un mensaje, Señor?

     Me resultó muy curioso cómo a través de inocentes vivencias la autora muestra interesantes observaciones sobre la fe y el destino -cosas que la marcaron de chica- y cómo ya de mayor, en el fondo aprende que aunque puedan haber cosas “escritas” en la vida, no están en piedra, siendo más importante la propia actitud frente a los conflictos de la vida. Ella misma dice considerarse afortunada, y yo encuentro que ha tenido grandes complicaciones -en su círculo familiar sobretodo- pero también, como justo equilibrio, la vida le ha mostrado su magia en muchas otras cosas, como su amistad con Pete, cuya experiencia onírica me recordó otros casos que he sabido, además que su nexo con la actual carrera de escritora lo encontré sencillamente, de película.

    Para andar cerrando las ideas, confieso que cuando supe que sería biográfico no me entusiasmó mucho esta lectura, pero ahora puedo decir que este libro rompió con mi prejuicio de que las biografías no son tan entretenidas, vale que no es un género que vea mucho... y ahora le tengo más curiosidad. Así que sí, recomendado totalmente para... cualquiera, tanto si quieres sólo divertirte, como saber de la autora o incluso tener una lectura más reflexiva, aquí hay un poco de todo y ¿quién sabe? Quizás te pase como a mí y recibas tips inesperados a tus propios problemas.

 Sin más vuelvo a mi rincón, a seguir leyendo mientras no hayan clientes
¡Feliz lectura para todos!
S.K. Seibert.

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