lunes, 23 de marzo de 2015

Ocaso de un Reino



“Hablando de spoilers”

¿Qué cuentan?
Aquí me ven saliendo de mi rincón con noticias frescas, y es que luego de viajar al Planeta de Los Lagos, cortesía del libro Ocaso de un Reino de la escritora chilena Sasami Hanatsuki, tenía que dejar mi opinión al respecto.

Comencé el paseo a través de ese planeta templado tirando a frío, con abundante vegetación y muchos... lagos, claramente; llegando así al reino Nevada, donde me encontré con un conflicto inmediato y en cierta forma, simple: Umi, la princesa del reino está a punto de comprometerse en contra de sus deseos; todo esto mostrado por medio de su mejor amiga y protectora, la guerrera Tsuki, protagonista de la trama quien además debe lidiar con su propio problema, pues la quieren comprometer con el príncipe Alan, con quien digamos tiene una relación afectiva inversamente proporcional a la tenida con su hermana. Claro que mientras Tsuki acepta la decisión del rey, Umi no se queda de brazos cruzados aún sin que nadie la escuche. No, no es ninguna metáfora, literalmente no la escuchan... en serio ¿No me creen? Lean este primer intento:

“-Umi... he venido a pedirle a tu padre... tu mano en matrimonio.
(ella guarda breve silencio por la sorpresa)
-¡¿Ves?! ¡Te dije que le agradaría la idea! ¡Está tan entusiasmada que ni hablar puede! –Retoma la palabra el rey, antes de abrazar a su hija sin dejar que diga palabra.
-Padre...yo…e-e-este… -Tartamudea pero él no le presta atención.
-Señor, cre…
-Sí Chiba, buena idea, vamos a tomar un té. Y luego ustedes van a caminar al parque para que conversen de una fecha o algo ¿les parece?
-Pero padre, yo no...
-Señor – (Y ahora Tsuki interviene llamando al rey)”

Tres fracasos después...
"-Déjame decir que estoy muy feliz que no te hayas opuesto a la boda –Sonríe acercándose –Porque de verdad me gustas mucho –Finaliza y le da un beso interrumpiéndola como todo el día lo han hecho.
-E-es que yo... –Titubea con los ojos muy abiertos al tiempo que suena un “bip bip”.
Atarantado el príncipe revisa sus bolsillos para dar con el localizador que allí ocultaba.
-Debo irme, cuánto lo lamento – Informa con rapidez, antes de alejarse.
-Pero, Chiba, yo... – Intenta detenerlo inútilmente, ya que su terno se desliza entre sus dedos como el agua.
-¡Nos vemos mañana en la cena de compromiso! ¡Adiós!"
Como si no bastara la gente, ahora también la interrumpen los objetos
Tenía que mostrarlo ¡Aquí ya estaba con carcajadas!

No se engañen, si no la escuchan es por mala cueva y no porque sea tímida. Como la princesa que es tiene su carácter, por lo tanto asumiendo que en algún minuto se haría oír hice mis hipótesis de posibles finales... y me llevé un chasco. Con suerte le achunté a una ¡y en un 50%! ¿Por qué? Pues porque Sasami juega con la trama y me deja un grato sabor y muchas palabras en la boca; pero ya les soplé mucho, veré otros puntos antes dejando como dicen “lo mejor para el final”.

¿Recuerdan ese circulito negro y blanco símbolo del Ying Yang? Bueno, como si estuviera viendo uno me sentí con los personajes. Por una parte en perfiles y carácter se muestran realistas y familiares, mostrando facetas que bien pueden recordar a ése padre, ésa madre o aquél hermano fastidioso. Ninguno es discordante en sus maneras y actúan de acuerdo a lo que dicen o piensan; aunque también se dieron los que fueron medio olvidados por sus roles secundarios, sin embargo no encontré baches de carácter. Y la otra mitad del taijitu está en la descripción física, donde si bien Hanatsuki a veces esquiva la trampa del temido tripack, igual da pocos detalles y me costó imaginarme a ciertos personajes (hubo uno de quien sólo supe que tenía piel celeste y bigote blanco; ni siquiera puedo tacharlo de “bulto celeste”... quizás era flaco)

La presentación del planeta (alias ambientación) me dejó divertida y muy curiosa. Por un lado con las descripciones fue bipolar, por ejemplo: encontré una entretenida y muy buena descripción de un parque donde paseaban los novios, pero en otra instancia Sasami desperdició la oportunidad de mostrarme cómo era el jardín principal del castillo, cuando los personajes estaban instalados en una amena once (dudo que haya tenido sólo una banca y unas mesas donde se sentaron). Mientras que el trasfondo del planeta, la parte cultural y social me mostró un interesante paralelo: rasgos que pueden recordar nuestra cultura, como las castas sociales, el sistema monárquico y el que cada quien sepa su lugar y se mantenga allí... y al mismo tiempo otras facetas que bien podrían ser no compartidas o poco comunes, como la importancia que le dan a los videntes -mientras que en nuestra sociedad son motivo de risa o fraude-, o el que con todo su protocolo, los reyes valoren los sentimientos de sus hijos a la hora de los compromisos, incluso por encima del qué dirán (esto no sabría decir si es sólo de ese reino, o a nivel planetario); entre otras cosas que podrán apreciar si se animan a leer. Este juego de semejanzas y diferencias también se nota en aspectos más nimios, como la existencia de caballos y el crielgre. (¿No saben qué es? Como dije, lean)

En la narrativa no tengo mucho que decir (suerte para algunos). Encontré novedoso eso sí, el juego de focos entre las dos chicas principales de la historia. Sin destronar a Tsuki como protagonista, el intercambio de perspectivas de ésta con Umi y al revés es tan fluido, que me da la impresión que la misma Tsuki elige replegarse para que conozcamos más de Umi, y viceversa; en vez de sentirlo como algo “impuesto” por el autor, como generalmente me pasa en otros libros. Quizás el único tropiezo son un par de ocasiones en que, para mi gusto, de forma apurada se pasó la visión de un personaje a otro; por suerte es un desliz que no afecta a la lectura y queda totalmente al olvido con, la clara y ágil forma en que la autora narra, sobretodo en la segunda mitad del libro donde con un brinco en su clímax junto a un remate en todo el sentido de la palabra –literalmente –, te entrega más emoción y adrenalina en menos páginas que novelas mucho más gordas (Lo que es decir, valga que el librito tiene menos de 80 páginas ¿alguien responde el desafío? ¿Quién dijo yo?)

Y ahora sí vamos a la torta del cumpleaños: la esperada trama, de quien como dije antes, no di pie con bola en mis predicciones. Creo que ése es el punto más interesante de la novela: tiene un inicio aparentemente predecible, que lejos de quitarte las ganas de seguir leyendo, igual te entretiene y atrapa mientras haces apuestas de cómo terminará, sin notar las pistas sutiles que Sasami va entregando del desvío, (comienzo a pensar que juega con uno y no con la trama) y cuando te acercas al clímax y tienes el epílogo listo en tu cabeza, te voltea el pronóstico como calcetín dejándote con esa expresión atolondrada, más un ego herido mientras miras el libro y piensas “debí verlo venir”. En especial con las últimas páginas donde la tortilla –digo la historia– da un giro tan completo que apostaría que de diez lectores con suerte uno podrá predecirlo de antemano. Si bien tiene un hilo suelto y es que si los azules no son magos ni están relacionados con la magia ¿por qué la sienten? Igual es una duda que despertó mi curiosidad y que, sin ser el eje de la trama tiene cierta importancia. Supongo que si esa habilidad no estuviera, hablaríamos de una Muerte Súbita en vez de un Ocaso, y cierta azul hubiera necesitado un Google maps para no quedar como Nemo en el tremendo castillo, buscando al bendito hechicero. Con todo, el soplo de velas habría sido el mismo.
Más destacable encuentro la motivación de “los visitantes”. Queda muy ambigua (aunque pillé unas sutiles pistas para sacar teorías); algo bien criticable si no fuera porque se ve en el libro que la omisión es aposta en los personajes, y no un desliz de la autora. Amén que el final de Ocaso avisa a gritos una continuación que, a todas luces deja ese “motor” como un aspecto crucial de la secuela. Así, es entendible que Hanatsuki se meta esa carta al bolsillo, dejándonos con un hueco en la trama que incluso sin continuación, se justifica gracias al actuar de los personajes, aunque –personalmente –si no se explicara más adelante me dejaría muy frustrada.

Sin más que decir vuelvo a mi rincón, con una sonrisa de oreja a oreja por descubrir esta pequeña e intensa historia, recomendándola sobretodo a quien guste de la fantasía, una novela que les sacará más de una risa y más de un sobresalto, con sus vueltas de tuerca y tal vez... deban armarse de un paquete de pañuelos Elite.
¡Felices lecturas para todos!
S. K. Seibert.

lunes, 2 de marzo de 2015

Candragar



“Descubriendo el teorema Camilcéntrico”

Dignísimos compañeros lectores: ¿cómo se encuentran?

Aquí me tienen, preguntándome si mi disposición total a leer lo que se me cruce por delante no me dará un susto de aquellos. Porque en los libros hay de todo: fomes, piolas, excelentes, malos, raros y libros como el que acabo de leer: Candragar, de la chilena Camila Trabucco, que me dejó una sensación rara.

La novela comienza con Camille de 16 años a quien un día cualquiera se le presenta en su cuarto una mujer desconocida para llevársela ¿a dónde? Camille no lo sabe, pero la sigue. Así llegan a una escuela de magos en otra dimensión, se entera que tiene magia y que va a estudiar ahí; donde conoce a unos chicos que la invitan a participar del juego de tablero llamado Candragar.
Tomo aire y hago una pausa...

Comencemos por el camino más rápido: debo reconocer que el ambiente del instituto mágico en sí con su metodología de enseñanzas, me pareció de una perspectiva fuera de la esperada, dejándome con la impresión que hacer magia es mucho más complejo de lo que parece. Si bien no es el primer libro mágico que menciona que el poder está en uno y no en varitas, sí es el primero que leo que se desliga de las mismas (y cualquier objeto) para ejecutarla. Lastimosamente fue un aspecto no explotado (porque los chicos preferían jugar Candragar que asistir a clases) y las veces que hubo más información, Trabucco la dio con poca sencillez y mucho tecnicismo, para tratarse de un universo recién presentado.
            Otro punto bien trabajo es la parte histórica. (Aunque de los seis viajes hubo dos que no tuvieron ficha histórica) La ambientación allí, las explicaciones sobre la época y sus costumbres, fechas y nombres, todo revela un buen estudio y un pulido trabajo... Pero al ser un mero aspecto del juego pierde todo valor. Difícil que lo tenga, si el mismo juego no tiene razón en la trama principal. ¿Ah, no? ¿No la tiene?
           
Lo sé, al llamarse así el libro uno imagina que será el eje principal; una suposición tan firme como castillo de barro; bien podrían sacar al juego de la historia y tanto el clímax como el conflicto que se cuece por debajo serían los mismos, y así como no hay relación entre el juego y el resto de la historia, tampoco hay coherencia. Muestran a cuatro jóvenes “elegidos” para jugarlo, no obstante no aclaran por qué son sólo ellos ni porqué esperaban a Camille para iniciar.
Vale, vale, pueden ser pelos de la cola, podría tragármelo en silencio pero... que me salgan conque ninguno del cuarteto sabe de qué tratará el juego, y ya inmersos en él todos sepan dónde se encuentran, qué deben buscar y todo lo demás... ¿Esperan que me lo crea? ¿En serio?
Del juego salto a los jugadores y al resto de los personajes: Primero tenemos a  cuatro chiquillos de distintas naciones quienes no sólo son capaces de jugar algo sin saber de qué trata, sino que además no tienen problemas en comunicarse entre sí. Ok, se dice que hay unas “lenguas de la magia” pero... al menos Camille, quien los conoce en su primer día de clases, sólo sabe su natal francés. ¿No pudo leerse un libro de hechizos en croata, pero sí pudo hablar perfectamente con la chica italiana y el chico alemán?
Y aquí la lógica sufre de una muerte prematura.

Como decía, Camila nos presenta unos perfiles tan variados como clones: a pesar de las distintas naciones y por ende, tener su cultura e influencias propias, todos se expresan de la misma, educada y culta forma. Ninguno tiene un sello al hablar, o es más  coloquial que los otros... en fin, podría jugar a cambiar de lugar los nombres en los diálogos y seguro nadie lo nota. Del físico ni hablemos: el famoso tripack de colores... a veces altura y... ¿una buena vestimenta? Y ya está. (Curiosamente, los únicos personajes que escapan a esas dos maldiciones son episódicos o secundarios sin importancia) Del resto sólo se menciona algo más para destacar lo “bellos y guapos” que son, ya que si hubo un feo por ahí, la autora tuvo la suficiente consideración para ahorrarle la vergüenza y evitar que lo sepamos.

Repasemos: Un título que no tiene razón de estar, unos personajes planos como tablas de surf... ¿Qué falta? Obvio, el plato fuerte: Camille Delaunoy, a quien dedico su propio espacio ¿por qué? Porque es la columna vertebral del libro.

Es la típica chica con quien inicia cualquier historia, de ésas que sacan deducciones (simples y refutables) que sorprenden a sus oyentes llegando a tacharlas de verdades absolutas; es de ésas que aunque no lleva un día en el Instituto, ya asiste a las clases más avanzadas de su nivel ejecutando hechizos a la perfección desde la primera vez. Camille es del tipo que sin haber alzado una espada en su vida, tras un día se maneja igual que los soldados que llevan años practicando; la que sin haber estado en un barco pirata corrige sobre cómo poner los cañones; Esa joven con tal liderazgo que convence a todos por igual con su carácter “locuaz y dinámico” y aunque tiene pésima memoria, durante toda la novela no se equivoca nunca –y cuando lo hace se retracta a tiempo sin razón alguna –. Es la que causó todo un enfrentamiento entre ambas ligas por su mera existencia (creo que a los enemigos les hubiera valido más asesinarla para callado); es tan cool que por su sangre tiene más energía, poder y resistencia que los demás (¡y ya desarrollado!) Incluso entre los Terranos, es y será la única tras cinco generaciones en llegar a los niveles más altos de poder. Es la Última Terrana, el estandarte con patas del bando de “los buenos”.
(¿Aún nadie quiere matarla?)

Sinceramente, el libro bien pudo llamarse “Camille” y tendría más sentido.

Ahora, vamos a los baches con el perfil de Camille. Si algo nos dejan en claro es que tiene una personalidad “auténtica e inmutable”; pero, es TAN inmutable que cuando Michelle se la quiere llevar por primera vez, ella se niega con argumentos válidos... pero una sonrisa y palabras amables son suficientes para cambiarle el discurso dos veces, logrando que la siga sin resistencia. Con este ejemplo quiero decir que si los personajes resultaban poco creíbles por su nulo desarrollo, Camille se lleva el trofeo por un “perfecto desarrollo” de joven adolescente “normal”. Basta con ver cómo reacciona cuando le revelan quién es su verdadera madre:

-“Eres mi hija-
-Así parece… nunca me contaron que era adoptada, mis padres no…
-Ellos tampoco lo saben…(Aquí va una explicación de cómo los engañaron)… se hace tarde, mejor dejamos tus preguntas para otro día.
-Tienes razón, hasta que me sienta más preparada para recibir las respuestas –Las dos sonríen antes de retomar a las Puertas Principales”

Niña, te acaban de decir que tu madre no es quien creías ¿Y actúas como si te dijeran que tu almuerzo será tallarines en vez de arroz?
(Y tras leer me golpeé la cabeza con el libro, porque la pared estaba muy dura)

Los vacíos suman y siguen a lo largo de la historia, incluso en aspectos menos globales, como por ejemplo:
  1. ¿Por qué Candragar entrega ciertos premios y sólo a algunos jugadores?
  2. ¿Qué pasa con Aurora, la tercera Fundadora y su legado y descendientes?
  3. ¿Por qué el agua no se considera una magia elemental? O más bien ¿Por qué Camille no se pregunta eso, siendo que creció en nuestra dimensión?
  4. Y más importante: la motivación de “los malos” ¿Cuál vendría siendo? ¿Con qué justifican su actuar para considerarlo correcto?

La batalla final es otro punto de discusión: Todo va normal hasta que muere alguien relevante para Camille y... ¿se llevan al chico y se acaba la pelea? ¿Por qué se detuvieron los malos si aún no cumplían su cometido? (y más encima, parecían ir ganando)

Junto a los vacíos me quedan otras dudas: ¿Con qué afán destacan que el viaje entre portales es de un segundo con veinte centésimas, o que los personajes se demoran tres minutos y diez segundos en hacer un hechizo, o veinte minutos exactos en llegar a algún lado? Nadie los iba a acuchillar si tardaban más o menos. ¿Para qué me dictan el listado de traidores al Instituto, si sólo un nombre importa? ¿Me darán un premio si me los aprendo o qué?
¿Para qué mencionar TODOS los hechizos que los alumnos deben aprender, si cuando los usan explican qué efecto causó? ¿Para qué darnos toda esa información decorativa... en vez de responder a las mil y una preguntas que puse antes, y que ayudarían a darle más sentido al universo del libro?

Mi conclusión es que pudo haber sido una osada propuesta y romper esquemas al entablar la teoría de viajar en el tiempo y cambiarlo a consciencia, pero, faltó mucho más desarrollo, coherencia, un motivo para el instrumento en cuestión (el juego), llenar todos los vacíos –al menos los más importantes- y, tal vez, quizás hubiera dejado al lector cuestionándose si alterar al tiempo pasado es tan malo como siempre se ha dicho, o no. Así como está, sólo deja un millón de dudas, junto a la sensación que el juego y sus derivados no tiene razón de ser (por tanto, tampoco la tesis del tiempo) y, personalmente, las ganas de tener un alfiler para reventar cierta personalidad “protagónicamente inflada”.

            Ahora sí vuelvo a mi rincón, algo curada de espanto y lista para tomar una agüita de manzanilla que me quite el mareo; mientras pienso en si empezar a crear filtros para los siguientes libros que lleguen a mis manos. ¿Para qué me molesto? Seguro opto por leerlo todo igual (creo que tengo una vena masoquista por ahí)

Deseándoles una mejor suerte con los libros, me despido con lo de siempre:
¡Feliz lectura para todos!
S. K. Seibert.
                                 
PD: Creo que no necesito decir si acaso lo recomiendo...