lunes, 13 de julio de 2015

Su nombre era Dakiu



 “La Vengativa Venganza”
Estimadísimos:

      Sentada frente a una puesta de sol, comienzo a vislumbrar por qué la vida me ha presentado ciertos libros, los que cual fuego sobre hierro, forjaron mi cabecita para un momento como éste. Días atrás ahí estaba, tranquilita en mi rincón hasta que llegó mi amigo con su novedad: Te reto a que lo leas –dijo y acepté el desafío, aunque al ver su sonrisa marca “gato de Cheshire” debí echarme para atrás. 
       Pero no, ignoré las señales y ya a solas miré el ejemplar: “Su nombre era Dakiu” del autor chileno Jaime Medina; sin más ceremonia comencé a leer. Al ir en la décima página ya pensaba en mandarle un virus a mi querido amigo. Me explico en detalle:

       La novela nos muestra a Katrina, una joven que tras morir “revive” como Inmortal (suena raro, lo sé, lo sé), encuentra un maestro que le enseña la existencia del Mundo De Oscuridad, una realidad paralela a la nuestra (Mundo De Luz) en la que existen aquellos seres que, para nosotros, son mitos o fantasía. Y como el MDO no puede estar libre de problemas, mientras la prota se acostumbra a los hechos, un antiguo villano surge para liar la cosa, entre muchos otros eventos y peleas... dejo hasta aquí el soplo correspondiente, para no dar spoilers.
Que sí, fue un soplo; a la hora que lo hago de verdad, no hay blog que resista.

        Ya lo decía el sabio Murphy: Todo lo que empieza mal, acaba peor.
Con una narrativa en primera persona, la historia parte más rápido que pistoletazo de carreras. En dos páginas Medina nos muestra una pincelada de la familia, el último viaje que Katrina hace con sus amigos y cómo tras un choque, mueren todos menos ella (de quien me vine enterando su nombre al menos diez páginas más adelante -antes sólo se deduce el sexo por un par de frases como “me quedé dormida”-)
       Comprenderán que mucha empatía por su desgracia no sentí, si no sabía nada de ella ¿qué me iba a importar lo que le pasara?
      Igual con la llegada de su mentor le dura bastante poco el trauma y la velocidad de la lectura también se refrena... algo. Eso fue bueno para mi gusto; lo que no puedo decir de la introducción al MDO ya que teniendo la oportunidad de mostrarnos el universo enterito, con personajes que prácticamente lo recorren de pé a pá, Medina se limita con frases como “fuimos por el desierto/montaña/bosque” o “la ciudad tenía calles/gente” o “era como cualquiera del MDL
      ¡Oye! Que el chiste de mostrar un universo nuevo es... ¡Mostrarlo! Hasta con el viejo universo hay que decir algo más allá de “era como cualquier ciudad de Italia” –Ni que los países clonaran sus ciudades –Definitivamente hubiera quedado mucho mejor si al presentar el mundo el autor hubiera puesto la mitad del énfasis que puso en las mil y una peleas que nos presenta
      Otro tema son los focos: Apoyo totalmente que se quiera mostrar otra visión además de la protagónica; y encuentro buena idea hacerlo al comenzar un capítulo nuevo; más si cada uno tiene sus buenas veinte hojas (echaba de menos los capítulos largos, adoc con una novela) Pero, si me cambian de Fulanito a Menganito y en todo el nuevo capítulo, a Mengano le pasan un turrón de leseras, para cuando vuelvo a saber de Fulanito no recuerdo en qué miéchicas quedó. Y no, como sospecharán no tuve ningún resumen camuflado para reintroducirme... obligada a retroceder en las páginas, hasta hallar la última pista de Fulanito. Ni hablemos del capítulo final, donde ahí el cambio de luces ocurre prácticamente por párrafo, como si los personajes jugaran al “tú la llevas”, con pequeños guiños que te advierten del hecho, con una destreza que te permite llegar a la mitad de escena sin saber de quién se trata. Vale que no quieras casarte con la protagonista, pero... ninguna, y es en serio, ninguna historia va a aguantar que tengan el mismo peso seis o siete compadres por episodio. Quizás el truquito final hubiese sido una buena jugada con sólo tres de los personajes. Aunque en esta historia ese número hubiese sido imposible ¿Por qué? Pues... mejor hablemos de los personajes en sí.

       Como el mundo solito podía ser muy aburrido, necesita de habitantes para sacudirlo, y vaya que este autor terremoteó al suyo con una verdadera piñata de razas “con profesiones” tales como humanos, inmortales, hombres lobos, vampiros, inquisidores, ángeles, magos, cazadores, nigromantes, hadas, demonios, vivos, no vivos, muertos, resucitados, Dioses, guardianes, zombies... en fin, sólo faltó que apareciera cantando el muñeco de Frozen.
       ¿Cuál es el problema? Los más avispados seguro ya lo ven: muchos títeres para un solo titiritero (ni hablemos del –cuasi inexistente- escenario).

       Sinceramente, creo que el autor de esta obra entendió mal la conocida frase y aplicó: cantidad es mejor que calidad.
       Por ejemplo el aspecto físico ni da para el tripack: sólo describe las ropas y armas que llevan. Y aunque en los perfiles vi la esperanza de un buen desarrollo, se mostró tan poco... hasta me fue frustrante encontrar momentos valiosos como “el entrenamiento de espadas” entre Katrina y Dakiu, donde podría haberse visto cómo crecía su relación... y el único jugo sacado fue:
“Sí... fueron clases realmente difíciles, pero valieron la pena. En fin seguiré contando mi historia. Adelantémonos una semana más o menos, ya que en esos días no pasó nada interesante, sólo clases del uso de espada”
Y ya está. Obviemos si le costó o no, si en algún momento peleó con su mentor por la presión, o hablaron de algo personal que los acercara...naah, lo importante es que ya esté lista para salir a pelear y volverse más fuerte -Y claro, de eso sí mostremos el número de patadas, tipo de armas, nombres de ataques-...ya entienden.
      He aquí otro punto: la chica pelea y gana, asesina por primera vez... ¿y pregunta si podrá vender la ropa del cadáver? ¿No siente culpa, susto, inquietud o sorpresa? ¡Dios, por último que tenga satisfacción y un obvio sadismo por lo que hizo! Nada... a mi gusto, padece cierta esquizofrenia, que a veces la hace ser humana y otras (la mayoría) la deja como máquina asesina. ¿Nada más? Nones. Difícil que haya algo, si su gran sentir y única motivación a lo largo de la historia, es la venganza: Katrina venga a quienes debe vengar, a quienes quiere vengar y a quienes no pidieron ser vengados; ella les hace el favor igual. Un tópico que curiosamente se repite en casi todos los demás personajes –y los que no quieren hacerlo, tienen quien les guarde rencor-.
Resulta igual de curioso que, habiendo tanto ser de distinta raza y cultura, no usen otro término aparte de “¡Maldición!” y muestren el mismo entusiasmo y labia –cuales clones programados– para contar “su historia” (ésa que pasó mientras uno leía sobre otro personaje)
     
    Con todo lo anterior la trama tampoco sale bien parada; si bien no hay lagunas su línea se va perdiendo en el bosque de peleas; así como temas con un potencial reservado (grimoriums, ragnarok, la pelea divina, por nombrar algunos) terminan poco pulidos o como accesorios.
Me temo que esto pasa porque hay un despilfarro de situaciones, enfoques y personajes que Jaime intenta encajar en un solo arco, así como una sobredosis de historias paralelas. Al punto que si me preguntaran cuál fue el camino que trazó la protagonista para terminar donde llegó... confieso que varias partes no las recuerdo. Porque gracias a lo recién dicho uno olvida hacia dónde van los personajes o su fin inicial, sin mencionar la suma de incoherencias, por ejemplo: Katrina declarando a su enemigo que no le perdonará el “haber puesto en su contra” a su hermano... y al ratito en el mismo párrafo admite haber olvidado que el chico estaba ahí en plena batalla. Tanto así que no me da para ordenar la cantidad de cosas que podría decirles sobre el libro.
     En suma, un libro que para mi gusto pudo haberse dividido en dos y tal vez, podría haber tenido más apreciación. Con todo y como siempre recomiendo, si alguien desea formarse su propia opinión (o debatirme de una) adelante, ármense de un ejemplar y lean, que no muerden.

“Y así, tras terminar su relajante té de hierbas, con el último rayo de sol desapareciendo en el horizonte, la joven se fue con pasos calmados a su rincón, sintiendo que había superado otra gran prueba literaria y sabiendo que, la escalera iría cuesta arriba…..”

¡Feliz lectura para todos! ¡Que nos les pase nada!
S. K. Seibert.

¡Un momento! Si la cosa con estos “libros especiales” irá empeorando con cada ejemplar... ¿cómo serán los que me tope después? De pronto, hace mucho frío por aquí...

2 comentarios:

  1. Gosh, por esta reseña, más todo lo que me contaste mientras sufrías leyendo, este espécimen solo puede ser tratado como una sátira descarada para fumarlo entero.
    Aun me debes ese compendio de joyas de este libro. Digo yo, de alguna manera hay que cobrar venganza con la vida por ser así de troll y ponerte este título en el camino xD

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    1. Igual me dan ganas de leerlo a mi, me reí tanto con la reseña que se me ocurre que las incoherencias deben ser memorables.

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