viernes, 7 de abril de 2017

Cilindro gris

“Con tanta metáfora
término metamorfoseandome”


¿Qué tal colegas literatos?

Debo decirlo, uno de estos días empezaré a cobrar daños y perjuicios. Aún ando pasmada dándole vueltas al querubín que me tocó leer esta vez, una obra que responde al desafío del mes de Febrero: "Leer un libro de un autor de tu zona" (Sí, lo sé, lo público en Abril... ¿lógica?) Sin más, paso a hablarles del libro "Cilindro gris" de la autora Chilena Orita Quezada.

Empezando por el comienzo, digo que me encontré con un grupo de cuentos. Por lo mismo no puedo explayarme en temas de personajes o narrativa, sería muy largo y lleno de spoilers, pero, si puedo darles una idea general de cómo me parecieron. A mi ver, a diferencia de lo que uno podría esperar no tienen relación directa entre sí, tal vez el único punto en común es que son de “no ficción” (Al menos no declarada).Todos tratan temas y tópicos reales, algunos más cotidianos, otros no tanto. Ahora bien, aquí encontré como bien se dice “cuentos y cuentos”

¿Por qué?
Pues, hubieron algunos dónde derechamente no entendí la idea o concepto, como quieran llamarlo. Supongo que Orita usó mucha metáfora, y yo con suerte y pude rescatar alguna idea en tanta madeja ambigua. Pero, así como hubieron algunos en que incluso tras una tercera leída sigo sin hallarle el sentido (a lo mucho alguna teoría bien vaga), hubieron otros también en que solo les entendí, sino que me dejaron con diversas emociones tras terminarlos; de ellos está el que hace honor al título del libro: "Cilindro gris", así como "contra el tiempo"; uno bien triste en verdad y por último, tal vez mi favorito: "Sonrisa de luna y alas de papel". Este último lo encontré muy enternecedor y con un final sorprendente. Vale, me dejó algo atorado en la garganta.

Lamentablemente no puedo recomendar los cuentos solos, y en esta ocasión al libro completo le digo un “sí” condicional, en la esperanza de que sólo haya sido mi incomprensión y no que de plano hay problemas de estructura. Yo no los entendí y eso le resta puntos, como, tal vez solamente fui yo quien no entendió las metáforas.

Sin más que decir, me despido hasta la próxima sorpresa literaria (espero me vaya mejor jeje)
¡Feliz lectura para todos!


S.K. Seibert

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