“Y al final... Rocky no era tan weón”
¿Qué tal amigos?
Sí, aquí estoy, viva y coleando, con un
kilo de disculpas por la épica tardanza, otro kilo de gratitud hacia quienes
tuvieron la paciencia de esperar y, cómo no, un nuevo libro bajo el brazo para
mostrar; cortesía del chileno Víctor
Vargas Aguilera, su novela de ciencia ficción Cosmicrónicas: Viaje al Fondo del Tiempo, me viene de perilla para
hacer que suelten esos tomates que iban a tirarme.
“Tres mayas son reclutados por un sacerdote sumerio para cumplir con
una misión que evitará el fin de la vida en la tierra”
Con este spoiler de la contratapa
comienzo el guiño de la novela en la cual, con elegidos que de legendarios no
tienen nada y un sabio guía que hace su rol cuando le da la gana, entre otros, Víctor nos cuenta un cómico relato que
pinta a parodia de principio a fin.
La narrativa es simple, de fácil
comprensión y con un enganche que agarra de a poco. Así que ya pueden olvidar
la idea de que me tardé porque el libro era fome. Al contrario, pero... digamos
que la vida a veces te fuerza a posponer libros entretenidos.
La descripción de lugares y momentos fue
del mismo estilo: sin necesitar muchos detalles me permitió situarme en ellos
cuando correspondía.
Siendo una novela en la que los
hechos van a cierta velocidad, a veces da la impresión que el autor quiso
apresurar demasiado las cosas, al punto de no narrar cuando es necesario. Por
ejemplo: “-No digas eso, ahora me tienes
a mí. Te prometo que te cuidaré. (la besa)” Vale, no pido un discurso sobre
cómo lo hizo, pero haber cerrado el diálogo como corresponde y alargar un poco
la frase, no mata a nadie y habría quedado mucho mejor. Por suerte, no es un
aspecto que se repita mucho.
De los personajes puedo decir que tengo
sentimientos encontrados. En general me parecieron de una justa descripción y
con un carácter simple, pero definido. Sobre los importantes (de quienes más se
habla) debo decir que aunque me divirtieron y quedaron claros sus perfiles, me
costó imaginarme a mayas de la época hablando una jerga que me parece, de los
tiempos actuales. No así el caso del Chelo
y Ramón, a mi parecer, los personajes
mejor logrados y quienes más risas me sacaron, sobretodo cuando les tocaba
interactuar.
La trama tiene varios clichés de
renombre: jóvenes elegidos, objetos importantes por encontrar, viajes a través
del tiempo, incluso está el personaje que termina colándose por error en el
embrollo, así como algunas teorías apocalípticas en cierta forma conocidas. Lo
interesante y novedoso de todo esto es que Vargas
agarra este amasijo predecible y por medio de irreverencias rompe los
estereotipos dejando al lector con una sonrisa en los labios y la duda de si
las cosas serán tan obvias como en un principio parecían. Quizás lo mejor de la
obra es que a pesar de todo el aire paródico y lo aparentemente fuera de foco
que se muestren unos personajes o situaciones, a la hora de la verdad la trama
concluye de buena manera y cada quien, sin perder su anti-canon, termina
cumpliendo a cabalidad el rol que le fue asignado.
Puedo concluir diciendo que me divertí
bastante leyendo esta novela y la recomiendo de plano, sobretodo a quienes
deseen pasar un entretenido momento y burlarse un poco de los estereotipos
hollywoodenses.
Sin más, vuelvo a mi rincón con
la promesa de salir más seguido del mismo con nuevas novedades literarias.
¡Felices lecturas para todos!
S.
K. Seibert.
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