viernes, 5 de mayo de 2017

El Principio Gesell

¿El ciclo sin fin?

¿Qué tal amigos? Ojalá estén bien. Por mi parte como siempre me asomo de mi rincón junto al libro del día; ahora es el turno del chileno Felipe Trujillo y su novela El Principio Gesell, con la editorial Puerto de Escape.


La historia nos traslada a un universo distinto al que conocemos, donde por un lado tenemos a V, un joven que junto a otros reside en un internado donde los preparan para ser verdaderas máquinas humanas. Sintiéndose prisionero, sueña con escapar algún día y liberarse de los adultos, intentando destacar en su aprendizaje con esa secreta intención. Por otro lado se encuentra Alan, un joven promedio fanático de los videojuegos que se encuentra con un juego virtual con curiosas características. Por seguir las indicaciones del juego terminará conociendo a V y, al igual que éste se meterá entre dos bandos enemigos con ideales irreconciliables, situación que los obligará a elegir y moverse para lograr sus fines, a cualquier precio.


Hecho ya el resumen, entramos a tierra derecha con la opinión. En mi caso… la historia en sí me gustó, tiene un buen enganche que se mantiene a lo largo de las páginas y fortalece gracias a una buena descripción de los lugares; si bien hay unas partes en las que sentí que se atrasaba el ritmo con algunas explicaciones; sin ser malas, creo que pudieron resumirse.


La trama me dejó una sensación más ambivalente, pues aunque como pack completo me gustó, así como su tema final de trasfondo, debo decir que en unos capítulos me confundí por completo porque me presentaron a V en una situación y con un carácter distinto, algo que pese a tener su explicación al final, en su momento me hizo querer botar el libro; supongo que mi lado curioso pudo más. El otro factor que encuentro más importante y me decepcionó un poco fue el clímax. Tiene potencial, uno grande pues el secreto que se revela y la manera en que el protagonista lo descubre da pie para sacarle un gran provecho, pero aquí siento que el autor se apresuró con el tema, remarcando las acciones de V y dejando de lado lo que iba sintiendo, o cómo le afectaba lo que pasaba, algo que claramente le quitó potencial al minuto y no me dejó experimentar esa ansiedad que seguro sintió el personaje.


Los personajes atraen, se nota en el protagonista la paradoja que pese a los intentos por volverlos “máquinas” siguen afectados por las emociones, y quizás más al no estar familiarizados con ellas. También hay un buen desarrollo al ver cómo van mutando su carácter, para bien o para mal, según las cosas que les van pasando. Me hubiera gustado saber más aspectos de otros personajes, a modo muy personal, pero tanto V como Alan se ganaron un lugar en mi alma, en especial el último (¿tal vez por ser más humano? jajaja)


Y ahora el redoble de tambores… ¿recomendando o no? Pues, sí, lo recomiendo pese a sus bache climático, aunque creo que lo apreciarán más los lectores fieles de la ciencia ficción -por si no se notó, es el género de esta novela-. Sin más, vuelvo a mi rinconcito de siempre donde espero no tardar en tener la siguiente reseña. Como siempre, los invito a comentar si quieren y a leer, tanto éste como otros libros, es la mejor forma para tener una propia opinión.


¡Feliz lectura para todos!
S. K. Seibert

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